El Cajón Desastre de la Mente

Pues sí, ya son 30 años rodando por este mundo y subiendo los escalones que la vida me pone en el camino. Son tres décadas de aprendizaje continuo, éxitos y fracasos. Como todos supongo. Cambio de digito, pero tampoco me supone una tristeza ni trauma, aunque veo que la juventud se me escapa día tras día. Sobre todo, me doy cuenta que ya no me llaman las mismas cosas que hace unos años y he entrado, o estoy entrando, en una fase de introspección para conocerme mejor y evolucionar para tomarme las cosas de otra forma. También llevo una temporada leyendo libros de psicología aplicada por eso supongo que estoy aprendiendo a no tomarme la vida sin tanta presión ni preocupaciones absurdas. Pero haciendo balance de estas tres décadas he conseguido más de lo que me imaginaba, me saqué una carrera y un máster, he sido diversas veces campeón de España de Slalom en Silla de ruedas, ahora voy al campeonato del mundo, he viajado por casi todo el estado y por extranjero… ¡hasta tengo un tr

Avanzo sentado, inmóvil, quieto, pero me desplazo a gran velocidad por un sendero lleno de obstáculos que los esquivo gracias a mi destreza, aunque a veces sin querer o queriendo me choco con ellos y me los como produciéndome una indigestión duradera en el tiempo que ni el mejor elixir es capaz de aliviar. Sigo avanzando, me para una ventisca más fuerte de lo que creía, intento anclarme al suelo y echar raíces cual árbol que da sombra a esa flor a punto de florecer y donde viven varias ardillas comiendo bellotas. Un manjar para ellas, que dan sentido a la existencia de ese árbol con ramas agitadas por el viento y mojadas por la lluvia fina del bosque. Pero sigo hacia adelante, mirada al frente y sin retrovisor, aunque a veces lo echen de menos, también voy sin mapa, sin guía, sin brújula, sin un rumbo fijado previamente. Los pájaros, en ocasiones, me sirven de compañía y me arrancar una sonrisa, pero procuro no acostumbrarme a ellos ya que en el momento menos pensad