El Cajón Desastre de la Mente

Como todos ya sabéis no hace ni un mes que cumplí la treintena de años, y con el paso del tiempo se van incrementando mis ganas de independizarme y, valga la redundancia, la de llevar una vida de forma independiente lejos del nido familiar. Ello no significa que esté mal en él, ni mucho menos, solo que como persona adulta también creo que debo de tener el derecho de poder ejercer una vida independiente sin olvidar mis limitaciones, obviamente. Esta idea no es nueva, ni se me ha ocurrido por arte de birlibirloque al cumplir los 30. Sino que es algo que siempre he querido, o mejor dicho, he tenido la necesidad de hacer. Por eso he estado casi toda mi vida estudiando para poder encontrar un trabajo que me permita ser económicamente independiente. En resumidas cuentas: llevar una vida normalizada. Y creo que lo he conseguido, es más, soy la envidia de muchas personas con diversidad funcional por todo lo que he conseguido a lo largo de estos 30 años, tanto a nivel académico como s

Han pasado 48 horas desde que finalizó los World Games de Slalom en Silla de Ruedas 2018 que se ha celebrado en la ciudad catalana de San Cugat, y en todos estos días no he podido evitar pensar en mis inicios en el deporte adaptado. Fue en el colegio, que como actividad de fin de curso nos enseñaron el hockey en silla de ruedas (año 2000 o 2001). No me di cuenta que ese día me promocionaron una herramienta que cambiaría mi vida: el deporte adaptado. Con el paso de los años comencé a practicar Slalom en Silla de Ruedas, un deporte minoritario dentro del deporte adaptado. Es cierto que tuve diversos altibajos, sobre todo cuando me cambiaron de división (de silla eléctrica a manual impulsada con el pie). Ahí mi mundo se vino abajo pero poco a poco empecé a entrenar y a acudir a campeonatos nacionales de Slalom. Siempre con esa barrera imaginaria de no poder competir a nivel internacional debido a la ausencia de otros países que practican este deporte Hace unos años, por fin se c