El Problema de Infantilizar la Discapacidad (Anécdota Incluida)
Hoy voy a empezar este Post con una anécdota que me ocurrió
ayer en el Hospital de San Juan (Alicante), al cual tuve que ir para unas pruebas.
Resulta que me tuve que hacer un electro y para esperar a mi
turno nos meten a mi padre y a mí en un pequeño habitáculo a esperar. Estas
fueron las palabras (más o menos) de la administrativa -o enfermera- dirigidas
a mi padre: “pase por aquí, y esperen. El niño (yo) será el siguiente”
A mí, aunque estas situaciones me joden, pero ya estoy
acostumbrado. Pero mi padre se tuvo que morder la lengua “el niño tiene 30 años…”
Dijo por lo bajini. Total, entramos a la consulta.
Una vez dentro, me atiende una médica para hacerme la
mencionada prueba y mientras me está poniendo los electros en el torso me
empieza a volver a hablar como un niño “¿ves? Son pegatinas, no duelen, no
hacen nada…”. Aquí sí que mi padre no se pudo aguantar. Le dijo que tenía 30
años, una carrera y un máster. Además, le
puso de manifiesto que su trato como se dirigía hacia mi nos hacía sentir
incómodos a los dos. La mujer se disculpó sin mayor problema, a pesar que se
excusó con que ese era su tono habitual (algo que dudo).
Con esto qué quiero decir? Que todavía quedan mucho por
hacer en el ámbito de la inclusión. Muchas veces nos centramos en las barreras físicas
y arquitectónicas, pero es mucho más importante derribar las barreras mentales
o perjuicios hacia la diversidad funcional ya sea física, sensorial o
cognitiva. Normalmente, la gente suele asociar cualquier discapacidad a algún deterioro
cognitivo, y no es así.
Casi siempre, cuando conozco a una persona nueva siempre
tengo que demostrar que no tengo demostrar que no tengo discapacidad cognitiva.
Incluso mucha gente se sorprende de ello, ese el problema de infantilizar a la
discapacidad. A mí me incomoda y la otra parte hace el ridículo.
En fin, otra anécdota más…
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