Mi Apoyo a Pablo Hásel

Hoy quiero escribir de  un tema de más o menos de actualidad, pero poco se habla en los medios de comunicación “convencionales”. Se trata de la condena a Pablo Hásel por tres delitos enaltecimiento del terrorismo, injurias a la corona e injurias a las instituciones del Estado, por los mensajes que escribió en su cuenta de Twitter y expresó en sus canciones colgadas en Youtube. Convirtiéndose el primer rapero / artista en ir a la cárcel por simplemente escribir un texto y cantarlo. 

Antes de todo, quiero aclarar que no comparto lo que dice Pablo Hásel, ni escucho su música, ni me gusta lo que dice, es más, me parece desagradable. Aunque también escucho rap, consumo otro tipo. Pero a pesar de que no me guste sí que defiendo su libertad a decir lo que quiera (él, y todos). Esta condena supone un retroceso grande en libertad de expresión, diga lo que diga.

Esta condena injusta, es hacerse trampas al solitario. Mientras condenamos a alguien con pena de cárcel por escribir un texto, podemos ir a una tienda de videojuegos y comprar uno que consiste en ir por la calle robando y matando a todo al que se nos cruce. Luego se lo damos a críos de 11 años para jugar y pasar el rato, eso me parece más enaltecimiento al terrorismo que escribir una canción. Pongo este ejemplo, pero también existen películas y series de asesinatos, ladrones, etc, y eso no nos incita a matar y a robar.

Lo que me lleva a pensar que esta condena es para meter miedo y para “proteger” a determinada institución del estado, además de que los artistas se lo piensen dos veces antes de realizar su obra. La letra te puede parecer asquerosa, desagradable y todos los calificativos que quieras, pero no deja de ser una obra de arte, te guste o no.

Siguiendo esta regla de tres, también deberían de condenar a los militares retirados que, mediante un chat de WhatsApp, pedían fusilar a diez millones de españoles. Eso también es enaltecimiento del terrorismo, ¿No? ¿Serán también juzgados por la Audiencia Nacional? Lo dudo…

Nos están vendiendo que somos un país con libertad de expresión, pero cuando hacemos uso de ella, estamos a expensas si gusta o no a los de arriba. Se me acaba de venir a la mente aquella portada de El Jueves con los príncipes (en aquella época) haciendo la postura del perrito. Otro caso de censura por un simple dibujo.

Aunque no comparta lo que diga, todo mi apoyo a Pablo Hásel

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